DIOS ES PADRE Y TODOS TENEMOS IGUAL DIGNIDAD
¿En qué modo el ser a imagen de Dios implica la dignidad del hombre?
- Implica su dignidad en cuanto que constituye su fundamento. El hombre encuentra el fundamento último de su propia dignidad propiamente en su ser creado a imagen de Dios.
- La dignidad del hombre, de hecho:
- no se identifica con los genes de su ADN;
- no depende de su tener o de su capacidad de hacer, tanto menos de su pertenencia a una raza, cultura o nación;
- no disminuye a causa de la eventual presencia de diversidad física o de defectos genéticos.
- El fundamento de la auténtica y plena dignidad, ínsita en cada hombre, está en su ser creado a imagen y semejanza de Dios. “La dignidad de la persona humana se radica en la creación a imagen y semejanza de Dios. Dotada de alma espiritual e inmortal, de inteligencia y de libre voluntad la persona humana está ordenada a Dios y llamada, con su alma y su cuerpo, a la felicidad eterna” (Compendio del Catecismo, n. 358).
- Tal dignidad así fundamentada, distingue al hombre esencialmente de todos los demás seres creados (por eso se habla de diferencia ontológica en el plano del ser y no sólo en el plano funcional del actuar- entre los seres humanos y el resto del mundo). La Biblia pone en evidencia esta diferencia ya desde las primeras páginas, cuando afirma que Dios, después de haber creado las cosas de este mundo, dice: “Y Dios vio que era cosa buena” (Gn 1, 26), pero, después de haber creado al hombre, exclama: “Dios vio cuanto había hecho, y he ahí que, era algo muy bueno” (Gn 1, 31).
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